Hace algunos meses me regalaron un libro, donde se reafirman los hechos conocidos de nuestra historia y además destruye o por lo menos resalta los grandes mitos que han rodeado a nuestra nación; de ahí el titulo: “Mitos de la Historia Mexicana.”Este maravilloso libro escrito por Alejandro Rosas nos va llevando de la mano desde la época del Cura Miguel Hidalgo hasta Ernesto Zedillo pasando por túneles y brechas desconocida –algunas- y curiosas al mismo tiempo.
Aquí la primera entrega de Mitos de la Historia Mexicana: Miguel Hidalgo y Costilla.
Hidalgo fue intelectualmente superior a los hombres de su generación. Nació en 1753, en la hacienda de Corralero, desde muy joven desarrollo una clara vocación y amor por el conocimiento. Estudió en el colegio de San Nicolás, en Valladolid, hoy Morelia y se recibió de bachiller en letras, en artes y en teología. Fue ordenado sacerdote en 1778. Entre 1776 y 1792 fue catedrático, tesorero, vicerrector, secretario y rector del colegio de San Nicolás. Por si fuera poco, hablaba con fluidez el francés, italiano, tarasco, otomí y náhuatl.
Por encima de los demás jefes insurgentes, Hidalgo se ganó la voluntad de su pueblo gracias a métodos poco ortodoxos: permitió el saqueo, la rapiña y en ocasiones hasta el asesinato. El desorden fue la característica de su movimiento. Hombre de extremos, el cura Hidalgo tuvo momentos luminosos, como el decreto de la abolición de la esclavitud y la restitución de tierras durante su estancia en Guadalajara, en diciembre de 1810. Pero las sombras de la soberbia y del egocentrismo se posaron en su persona. Se daba un tratamiento de alteza serenísima, se hacia acompañar por oficiales llamados corps y en todo se hacia tratar como un soberano.
Es imposible negar que el cura Hidalgo hirió de muerte al virreinato, que el reconocimiento que la historia- merecido lo tiene creo yo- es por el simple hecho de haber tenido el valor y coraje de arriesgarse a iniciar el movimiento armado en contra de España. Si su trato no fue el mejor o si sus intereses se veían afectados por el virreinato no lo se; lo interesante aquí está en el acto voluntario de levantarse en armas-y eso me parece suficiente para su merecido reconocimiento histórico-.
Aquí la primera entrega de Mitos de la Historia Mexicana: Miguel Hidalgo y Costilla.
Hidalgo fue intelectualmente superior a los hombres de su generación. Nació en 1753, en la hacienda de Corralero, desde muy joven desarrollo una clara vocación y amor por el conocimiento. Estudió en el colegio de San Nicolás, en Valladolid, hoy Morelia y se recibió de bachiller en letras, en artes y en teología. Fue ordenado sacerdote en 1778. Entre 1776 y 1792 fue catedrático, tesorero, vicerrector, secretario y rector del colegio de San Nicolás. Por si fuera poco, hablaba con fluidez el francés, italiano, tarasco, otomí y náhuatl.
Por encima de los demás jefes insurgentes, Hidalgo se ganó la voluntad de su pueblo gracias a métodos poco ortodoxos: permitió el saqueo, la rapiña y en ocasiones hasta el asesinato. El desorden fue la característica de su movimiento. Hombre de extremos, el cura Hidalgo tuvo momentos luminosos, como el decreto de la abolición de la esclavitud y la restitución de tierras durante su estancia en Guadalajara, en diciembre de 1810. Pero las sombras de la soberbia y del egocentrismo se posaron en su persona. Se daba un tratamiento de alteza serenísima, se hacia acompañar por oficiales llamados corps y en todo se hacia tratar como un soberano.
Es imposible negar que el cura Hidalgo hirió de muerte al virreinato, que el reconocimiento que la historia- merecido lo tiene creo yo- es por el simple hecho de haber tenido el valor y coraje de arriesgarse a iniciar el movimiento armado en contra de España. Si su trato no fue el mejor o si sus intereses se veían afectados por el virreinato no lo se; lo interesante aquí está en el acto voluntario de levantarse en armas-y eso me parece suficiente para su merecido reconocimiento histórico-.