martes, 18 de agosto de 2009

El Mundo Plano ¿Y Yo?

En el libro “El mundo es plano”, Thomas Friedman afirma que existen 10 aplanadores que han cambiado la geopolítica del mundo. Aspectos políticos, económicos, laborales y tecnológicos están transformando la forma de hacer negocios. El propósito de este escrito, es señalar cómo estos cambios pueden afectar mi vida laboral futura y cómo afrontarlos. Me enfocare a analizar el factor que considero de más transcendencia y de mayor relevancia en mi vida laboral: la globalización.




Sin duda vivimos en una nueva era, la era de la globalización. La globalización ha cambiado no únicamente la forma de hacer negocios sino la forma de comunicarnos y relacionarnos como seres humanos. Considero que el mundo se aplanado principalmente a este factor globalizador en que vivimos. La globalización ha sentenciado la muerte de las distancias. Ahora vemos que los autos tienen denominación mundial, son ensamblados en Brasil con partes que vienen de Alemania, Japón y México para ser vendidos en UEA. La evolución de las cadenas de suministro están causando una verdadera revolución en el modo de fabricación, logística y distribución de productos. Las empresas han dejado de ser locales para convertirse en multinacionales. El internet te permite comunicarte con una persona que esta en Australia y tu en Argentina en cuestión de segundos o asistir a una conferencia en forma virtual.


Los avances son numerosos en esta nueva era. Te permiten hacer cosas que apenas 10 años atrás ni soñabas poder realizar. Pero, ¿Cómo afectan estos cambios en mi vida laboral futura?, estoy convencido que los avances tecnológicos que trae consigo la globalización vienen acompañados de muchas ventajas. Por ejemplo, como recién egresado mi mercado laboral no esta limitado únicamente a México las fronteras se han ampliado, puedo estar buscando un empleo en una compañía que tenga una filial en nuestro país y su corporativo en Suiza. Otro ejemplo es que puedo trabajar desde mi hogar sin necesidad de acudir a una oficina específica, sin horarios rígidos ni horas de entrada y salida puntuales. Actualmente tengo acceso a un número infinito de fuentes de información al alcance de un “click”. Puedo formar equipos de trabajo con personas virtuales, realizar conferencias a través de la Web, llevar la nomina de una empresa y realizar los pagos de los trabajadores desde mi computadora personal. Las oportunidades que ofrece esta nueva era son infinitas e ilimitadas. Sin embargo como en todas las situaciones las desventajas también están presentes. La globalización de la información, del trabajo, de la distribución… también ha ocasionado otro fenómeno: aumento en la competitividad. Así como mi mercado laboral se ha expandido a todo el mundo, mi competencia es todo el mundo. Actualmente el puesto para el que aplico no únicamente lo solicitan personas mexicanas, sino que lo solicitan chinos, japoneses, argentinos, libaneses, canadienses y otro sin fin de personas. La información a la que yo tengo acceso, en el mundo existe otros veinte millones de personas que también tienen acceso a esta misma información.


La pregunta fundamental aquí sería ¿Cómo afrontar esta nueva era?. La globalización es una realidad, no podemos negarla u ocultarla. Prácticamente todo el mundo tiene acceso a la misma información, estoy convencido que no hay recetas mágicas, pero también creo que el modo en que selecciones, analices, presentes y utilices la información a la que tienes acceso estará la ventaja personal competitiva. La creatividad con que presentes una información y la capacidad analítica para extraer conclusiones y desarrollar nuevas ideas determinaran el punto de comparación con tus rivales. Como ya lo dije, actualmente compites con personas de diferentes partes del mundo, con diferentes idiomas y culturas. Los idiomas los puedes aprender en determinado tiempo, a la cultura te puedes adaptar pero la capacidad e innovación de utilizar la información la debes desarrollar. Y como todas las habilidades, esta habilidad no se construye de la noche a la mañana, requiere tiempo, disciplina, creatividad y esfuerzo. El desarrollo de esta habilidad te permite ver cosas que tus rivales no ven, te permite ponerte en el lugar de un líder. Estoy convencido que la nueva era tienes ventajas y desventajas, pero el éxito no depende del mundo, sino de ti.

No podemos pasarnos la vida pensando cómo la globalización afecta nuestra vida laboral, es mejor utilizar las herramientas que esta nueva era te ofrece para explotar y desarrollar tus habilidades. Mientras más nos neguemos a reconocer que la globalización está presente más tiempo nos tardaremos en reconocer que existen millones de personas, quizá con mejor preparación y que están desarrollando habilidades para sobrevivir a esta nueva etapa del mundo.

lunes, 17 de agosto de 2009

Mitos de la Historia Mexicana: Bandera Nacional

"Cuando instruyáis a vuestros hijos en historia de la patria, inspiradles amor al primer jefe del ejercito trigarante, quien empleo el mejor tiempo de su vida en trabajar porque fuesen dichosos.”

Agustin de Iturbide


La bandera nacional-nos dice Alejandro Rosas- es factura iturbidista; y de acuerdo a la historia nacional, Iturbide pertenece al mismo infierno cívico en donde se encuentran todos los derrotados: Miguel Miramón, Maximiliano, Lucas Alaman, entre otros. Sin embargo como la bandera, escudo e himno, sin importar su origen y por encima de la lucha de facciones, arraigaron en lo más profundo de la conciencia cívica. Así, en cuanto al himno nacional, hay que destacar la paradoja de que siendo el autor de la música el español Jaime Nunó y habiendo sido compuesto en plena dictadura conservadora Santanista, siga vigente.

Con respecto a la bandera, cabe mencionar que si bien entre 1812 y 1817 las guerrillas encabezadas por Guadalupe Victoria utilizaron por primera vez una bandera tricolor, al erigirse como jefe del Ejercito Trigarante, Agustín de Iturbide tuvo la visión de otorgar a los colores un significado incluyente. En la Villa de Iguala, el 24 de febrero de 1821, el sastre José Magdalena Ocampo fue el encargado de confeccionar la enseña de las tres garantías. Sus franjas estaban dispuestas en forma diagonal. En primer lugar aparecía el blanco, que simbolizaba la pureza de la religión católica, en el centro se encontraba el verde, que representaba la independencia y al final el rojo, símbolo de unión entre mexicanos y españoles.
El 2 de noviembre de 1821, Iturbide expidió un decreto por el cual se estableció que la bandera nacional “adoptaría perpetuamente” los colores verde, blanco y rojo en ese orden. Las franjas diagonales fueron modificadas por franjas verticales y se añadió un elemento: un escudo plasmado sobre la parte blanca de la enseña, cuyo origen se remontaba a la época prehispánica y que, con ligeras variaciones, había sido el emblema del pueblo azteca: un águila posada sobre un nopal devorando a una serpiente. La idea del águila en el escudo no era original de Iturbide. En 1815, José María Morelos había establecido que la bandera nacional debía tener un tablero de cuadros blancos y azul celeste-colores de la Virgen María- y en el centro, un águila mexicana de frente, con alas extendidas. Iturbide recupero la idea de Morelos y fundió en la enseña del nuevo país el pasado remoto de México.


Con el tiempo y el triunfo del proyecto liberal en 1867, la imagen del libertador fue prácticamente borrada de la historia mexicana. Las sombras del olvido lo confinaron a una pequeña urna en la catedral de México y acusado de reaccionario fue expulsado del panteón cívico por haber pretendido establecer un imperio. Sin embargo nadie cuestionó su bandera.
Poco antes del establecimiento de la primera republica federal, el 14 de abril de 1823, el Congreso ordenó que se retirara la corona imperial de la cabeza del águila, la que seria vuelta a coronar durante el imperio de Maximiliano. En ocasiones el mítico animal apareció con las alas extendidas, en otras, de perfil y en algunas de frente. Durante la guerra de Reforma (1858-1861), el águila también tomó partido. Los conservadores la estamparon mirando hacia la derecha, los liberales la hicieron ver hacia la izquierda. En otros periodos, como en la republica restaurada y el Porfiriato, la discusión giro en torno a colocar o retirar las ramas de laurel, modificar la peña de la que nace el nopal, o decidir si la peña debía estar rodeada de un bordado que representara el lago de Texcoco.

El merito de Iturbide-no conseguido por ninguna de los jefes insurgentes- fue lograr que la sociedad novohispana se viera a si misma como parte de un todo; creyera en la igualdad dentro del espacio común que representara la nueva nación. Aquel 27 de septiembre, país de la desigualdad-así llamado por Humboldt-dejaba de serlo y todos se reconocía bajo el mismo gentilicio: mexicanos. La historia escrita por los liberales en el siglo XIX y por la familia revolucionaria en el XX no quiso reconocer merito alguno a Iturbide y ambas coincidieron en minimizar la significación histórica del 27 de septiembre, para establecer de manera exclusiva la no menos importante del día 16. No era una fecha de los vencedores y por tanto, no merecía un lugar en el calendario cívico oficial.

Espero- escribió Francisco Bulnes-que para el Centenario de 2110, dentro de 200 años se habrá reconocido que los tres héroes prominentes de nuestra independencia fueron Hidalgo, Morelos e Iturbide. Como los muertos no se cansan de reposar en sus tumbas, Iturbide bien puede esperar algunos cientos de años a que el pueblo mexicano, en la plenitud de su cultura, le reconozca con moderados réditos lo que le debe. Mientras no se honre como debe ser a los verdaderos héroes de la independencia y se llegue hasta suprimir de los homenajes la figura de uno o de algunos de los más grandes habrá derecho para decir que en las solemnes fiestas patria…quedo vació el lugar del primero de los personajes: la justicia.
El propio don Agustín desde su exilio en Italia vislumbró que el juicio de sus contemporáneos y de futuras generaciones podría ser tan adverso que concluyó sus memorias escribiendo: “Cuando instruyáis a vuestros hijos en historia de la patria, inspiradles amor al primer jefe del ejercito trigarante, quien empleo el mejor tiempo de su vida en trabajar porque fuesen dichosos.”